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Entrenar a diario, comer bien y amar el fútbol; la fórmula de Robert Carmona, el jugador más viejo del mundo

Robert Carmona es el futbolista más viejo del mundo. La FIFA y el Libro Guinness de los Records le han acreditado como el jugador profesional de más edad los últimos dos cursos. Este uruguayo de 55 años, que se considera un obrero del fútbol, lleva cuarenta años pagando las facturas gracias al balón. Entrenar a diario, llevar una alimentación equilibrado y amar su trabajo son los pilares de una vigencia sin precedentes en el mundo. “Y hay Carmona para rato”, asegura a Digital Football Community. Ha sido profesional en su país, en Estados Unidos, donde llegó tras vender media casa, y ahora disfruta en Ibiza.

Entrenar a diario, cuidar la dieta y no rendirse

En un mundillo que mira con recelo a alguien que entra en la treintena y que penaliza de manera innegociable el paso del tiempo, la primera pregunta a Carmona es tan predecible como obligatoria.

- ¿Cuál es el secreto para seguir jugando con 55 años?

- “Mi vida es el fútbol y si he llegado hasta aquí es porque he sido profesional y he entrenado todos los días. Llevo por lo menos 35 años teniendo una alimentación saludable. Además creo que Dios me eligió para estar aquí, sin él esto que me está pasando sería imposible”.

Más allá de su meticulosidad en la preparación y de la intervención divina, la adaptación a sus menguantes condiciones físicas ha sido clave en una carrera profesional de cuatro décadas y siete pasos por el quirófano. “Lo que ya no me permite hacer el físico lo suplo con experiencia”, apunta. “Lo que no puedo hacer con un pique largo, lo hago devolviendo de primeras. Si hay que salir a la contra, soy el que se queda guardando la posición, ya no voy al choque. Tengo que aprovechar mis cuarenta años de cancha para sobrevivir en este fútbol tan rápido de ahora”, explica Carmona, que en su trayectoria se ha desempeñado principalmente como mediapunta o centrocampista creativo. “A veces el ritmo del partido no me permite jugar los noventa minutos”. Los clubes que le contratan son conscientes de las particularidades de su preparación y le permiten organizarse de la manera que funcione para él. Algunas veces con ejercicios específicos y otras con los mismos que el resto de sus compañeros ejecutados con menor intensidad. “Pero siempre entreno, eh”, remarca Carmona.

“Llegué a Nueva York con 1 dólar en el bolsillo”

Procedente de un entorno humilde, el camino de Carmona ha sido tan apasionante como lleno de apuestas arriesgadas. A mediados de los ochenta, con 23 años, no lo dudó cuando le llegó una oportunidad para jugar en el incipiente fútbol estadounidense. “Me presenté allí con un dólar en el bolsillo. Aterricé en el aeropuerto JFK sin dinero y sin hablar inglés para fichar por un equipo semiprofesional”. La promesa de un futuro mejor que Estados Unidos albergaba para Carmona era lo que los americanos llaman un ‘long shot’, algo así como una posibilidad remota en la que el jugador tenía hasta que pagarse el billete de avión. “Para poder comprarlo vendimos muchos muebles y cosas de la casa porque no teníamos dinero suficiente”. Todas estas dificultades han sido un motor para el uruguayo, acicates para seguir adelante. Se define a sí mismo como un ‘obrero del fútbol’. “Nunca tuve un entrenador personal ni en mis inicios me pude pagar un gimnasio. Utilizaba pesas caseras”. Desde que recibió su primer sueldo por jugar, a los quince años, siempre ha vivido del fútbol y no ha necesitado trabajar en otra cosa.

- ¿Si hubiera ganado el dinero de Cristiano o Messi seguiría jugando?

- “Todo hubiera sido mucho más fácil en mi carrera deportiva, pero seguro que seguiría jugando porque he sido elegido para esto”.

El futbolista más viejo del mundo

Carmona ha sido reconocido en dos ocasiones con el Récord Guinness al futbolista más viejo del mundo. La temporada pasada militó en el Canadian de Uruguay y eso le valdrá su tercer galardón. Su periplo en el Ibiza, su primera aventura en Europa, le pone en pista para el cuarto. Además quiere el repoker al ser el jugador de más edad en protagonizar una transferencia internacional. “De 7.000 millones de personas soy el único que ha conseguido esto y me pone muy orgulloso. Tengo a un japonés que quiere superarme y gente que lo había dejado está regresando al fútbol porque mi ejemplo les dice que se puede”.

Fundación ‘Dale un Gol a la Vida’

Conversar con Carmona es una travesía de experiencias, anécdotas, pildoritas de su fórmula para la eterna juventud y también un decálogo vital que canaliza a través del fútbol. “El mensaje que intento transmitir a los niños y los jóvenes es el de juego limpio, cero alcohol, cero drogas, integración y valores gracias al deporte”. Su fundación ‘Dale un Gol a la Vida’ lleva siete años trabajando en Uruguay con colegios, escuelas de fútbol, centros sociales y cárceles.

Este modo de vida que Carmona, convencido creyente, traslada también a los niños del Ibiza, a los cuales entrena a diario. “Creo que es imprescindible que yo me mantenga en activo para que el relato tenga más fuerza. Es el ejemplo de que llevando una vida sana y ordenada se puede disfrutar del fútbol hasta en una edad avanzada”. Para la próxima temporada ya tiene varias ofertas para seguir jugando de manera profesional. “Quiero pensar que no solo fichan al futbolista. Que contratan a una persona con unos valores que además de jugar lo que el técnico quiera y de hacerlo mejor o peor estoy ahí para transmitir a los compañeros, los rivales y los jóvenes una experiencia dentro y fuera de la cancha”.

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