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La vida del Director Deportivo freelance en Segunda B

Asier Sánchez es una de las muchas personas que sueñan con labrarse una carrera en el fútbol profesional y trabajan cada día para conseguirlo. Su objetivo desde muy joven no era ser Andrés Iniesta o Pep Guardiola. Su meta era y sigue siendo convertirse en alguien como Monchi, el director deportivo más exitoso de la industria del fútbol. Con quince años empezó a especializarse en la Segunda B y la Tercera, categorías en las que a base de esfuerzo se ha hecho un nombre. “Ahora soy un freelance. Trabajo como asesor para clubes, agencias e incluso algún futbolista”, explica Sánchez a Digital Football Community desde su casa de Barakaldo. Maestro en Educación Física y con el Nivel 1 de entrenador, compagina sus tareas de consultoría futbolística con otro trabajo que le ayuda a pagar las facturas hasta que le llegue un proyecto que le permita vivir al 100% del fútbol.

¿Cómo se hace un Director Deportivo?

El viaje de este vizcaíno empezó hace diez años. Pronto tuvo claro que su nicho estaba fuera del fútbol profesional (1ª y 2ª A) y empezó a estudiar los cuatro grupos y los ochenta equipos que componen la Segunda B. “Hoy en día es mucho más fácil porque tienes todos los partidos a tu disposición en internet, pero antes te tenías que buscar más la vida e ir conociendo otros profesionales con los que poder intercambiar vídeos grabados por nosotros mismos. A final de temporada podías conseguir cuatro o cinco partidos de un mismo jugador y ya tenías cierta información para poder tomar la mejor decisión posible”.

La endogamia inherente al fútbol es una de las barreras para trabajadores como Sánchez que no han tenido una carrera profesional en el campo. “Es muy complicado. Por mucho que tengas el curriculum siempre es más difícil que para un exjugador, que tiene más facilidades que uno como yo aunque no tenga experiencia ni formación en la dirección deportiva”.

Pese a no contar con ese background, el buen trabajo sobre el terreno, la pasión y la capacidad han permitido a Sánchez trabar relación con clubes que precisan de sus servicios para sobreponerse a las limitaciones estructurales que tienen. “En Segunda B muchos clubes no pueden permitirse una estructura muy grande y no tienen una figura de secretario técnico. Me piden consejo sobre un perfil de futbolista que están buscando o que haga un seguimiento a un futbolista que ya les interesa”, explica Sánchez. Además de consultar sobre decisiones de personal, algunas entidades también le reclaman para asuntos de gestión o estrategia organizativa. “Si a nivel de cantera o cosas así no les está yendo bien también me han pedido opinión alguna vez”.

Lezama, Mareo… Aprendiendo de los mejores

Incluso en las más altas esferas, la formación de los profesionales del fútbol es constante. Es una práctica muy común que entrenadores del máximo nivel aprovechen temporadas en paro (por elección u obligación) para visitar a otros colegas de profesión y empaparse de su metodología y forma de trabajar.

En el campo de la dirección deportiva, donde tampoco hay grandes programas formativos, asimilar conocimientos de los mejores es imprescindible. “La verdad es que la mayoría de la gente te ayuda. Al tener ya cierto bagaje, enviándoles una carta de presentación profesional me suelen dar facilidades para hacerles una visita”, agradece Sánchez, que ha absorbido de algunas de las escuelas más importantes como las de Athletic, el Celta, el Sporting de Gijón o la Real Sociedad. “Es muy enriquecedor conocer cómo trabaja cada uno. Luego ya cada uno asimila y aplica lo que más le convence”.

Futbolistas/trabajadores o estudiantes

La crisis económica ha afectado al fútbol en todos sus estratos y en Segunda B directamente ha transformado la realidad de la categoría y sus profesionales. “El 60 o 70% de los jugadores compaginan el fútbol con los estudios o con un trabajo”, cuenta Sánchez. Hace diez años no era raro ver futbolistas con salarios mensuales por encima de los 3.000 euros en los Grupos III y IV, un montante que en la actualidad solo pueden pagar entidades que vienen de divisiones superiores y cuentan con un músculo económico y social que no va en paralelo con la situación general de la división de bronce. “Un equipo asentado en Segunda B, que ni sube ni baja y lleva varias temporadas así puede estar pagando en torno a mil euros”. En los años felices, cuando se podía vivir bien y ahorrar en esta categoría, eran pocos los profesionales preocupados de su formación y futuro. “Ahora no tiene nada que ver. Los que no están trabajando en otra cosa aprovechan para formarse y seguir con sus estudios”.

Trabajar fuera de España

Cada vez más de estos futbolistas de Segunda B han tomado la decisión de salir de España en busca de mejores oportunidades (no te pierdas la historia de Pablo Gallardo, campeón de la Superliga India). “El Mundial 2010 lo cambió todo. Puso de moda nuestro fútbol y abrió muchas puertas a nivel internacional a jugadores de ese perfil”, explica Sánchez, que no descarta probar un día fuera siempre que se den las condiciones. “Que sea un proyecto deportivo serio, lo cual no es sencillo de encontrar en muchos sitios”.

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